Por un lado complicado por otro lado siempre quise que me lo preguntaran
Tengo una tarea que me agobia…no sé ni por dónde empezar, más o menos sé lo que tengo que contestar pero tal vez no soy la más apropiada para hacerlo.
Mi tarea es redactar la justificación de por qué es necesario enseñar en la asignatura de Ciencias el ámbito de la vida…mi respuesta será la referencia de ahí en adelante para todo padre administrador que quiere que su hijo estudie algo más “práctico”, para aquellos mercadólogos que no le ven un fin económicamente redituable al estudio de lo que llamamos “vivo”, por qué en vez de Biología no dan más matemáticas, derecho o “algo que sirva para ganar dinero”.
¿De dónde parto?
Antes de contestar esa pregunta lo llevaré por lo que ha sido mi experiencia personal…
Yo Flor de María Portillo García, decidí estudiar Biología porque siempre quise saber más, crecí con documentales en el canal once, tal vez fui la última generación que vio a Jaques Costeau y Félix Rodríguez de la Fuente, todavía el sábado en el canal español vi un programa de FRF acerca del Coto de Doña Ana y sí, como todos yo quería ser etóloga, dedicarme a hacer videos de la vida animal por todo el mundo y vestirme con un traje caqui.
Debo decir que también fui de las últimas generaciones que creció en un patio, mi casa tiene un patio (no jardín) rodeado de macetas, macetotas, macetitas en todas sus presentaciones (botecitos de leche, latas de cerveza), macetas colgantes con monedas (la planta no el dinero), violetas sobre el trinchador, botes de pintura convertidos en palmera y nada me gustaba más que levantar una cubeta y observar el piso húmedo con el montón de cochinillas corriendo para todos lados. Recuerdo los piecitos de teléfono y violeta que mi mamá juntaba y luego plantaba en sus macetitas. Por las tardes mi abuelita y yo regábamos las plantas y a lo mucho me aprendía los nombres de cada una (los comunes, no se emocionen) camelias, hortensias, geranios, malvas, perritos, pensamientos, dalias, azucenas, azalea, el tulipán (el de México, no el de Holanda), la bugambilia; tenía un gusto especial por las palomitas (de maíz jajaja) que 12 ó 13 años después me vine a enterar que son Pyrginídos, una familia de los hespéridos. Las colectaba y las metía en los hoyos de las paredes.
Mmm creo que lo único que hice fue pasar mucho el tiempo en el patio, pero creo que ninguna de mis experiencias reflejan que tenía la biología en mi corazón o aquello que otros conocen como vocación. Mi papá no tiene nada que ver con las ciencias y mi mamá tampoco, pero yo sí quería ser bióloga.
Agradezco profundamente a mi madre, por no regañarme por mojarme los zapatos, por ensuciarme o por pasar tanto tiempo “jugando”…madre me diste la mejor formación.
Me parece que todos los niños nacemos con una afinidad natural por la biología, esta se refleja a través del gusto y la curiosidad que nos generan los animales, conforme crecemos y vamos llenándonos de prejuicios este gusto se va reduciendo, hasta llegar a un estado de conocimiento tan mínimo, que lo único que relacionamos con la palabra biología es al veterinario…que por cierto lo único que hace es bañar al perro jajaja
Precisamente esta es la razón más clara, México mi país, ocupa el tercer lugar en Megadiversidad ¿qué quiere decir eso? Pues nada más y nada menos que el 70% de todas las especies del mundo están en nuestro país: al menos 23,424 especies de plantas vasculares,535 de mamíferos, 1,107 especies de aves, 804 de reptiles y 361 de anfibios!, tenemos la obligación como mexicanos de saber porque tantos y tan diferentes animales se han desarrollado en este espacio, y cuáles son las condiciones que lo han provocado! Tenemos la obligación como mexicanos de saber más de lo que tenemos!
Tengo la obligación como madre o más bien tenemos, de fomentar ese gusto, esa curiosidad por lo que me rodea, si Paloma quiere meter las manos en la tierra ¡que lo haga! ¡Qué descubra, que se emocione! Que pregunte! Tengo la obligación de mostrarle a Paloma que hay algo más que perros, la vida está llena de vida por dónde quiera que voltees! hay árboles, hierbas y hongos. Hay bacterias en el yogurth, y en mis enfermedades, hay algas marinas tan extensas que atrapaban barcos y diatomeas, tan pequeñas y tan extrañas que parecen obras de arte; existen animales que parecen piedras espuma o palos, hay plantas que comen moscas y mariposas que simulan ser ojos tecolotes. ¿Porqué las arañas producen seda, sabías que hay las que no? ¿Por qué las mariposas tienen escamas y los escarabajos elitros? ¿Por qué me gustan los insectos y los arácnidos más que las serpientes y los peces? ¿qué hace que uno se emocione hasta las lágrimas cuando ve un caballo galopar, un águila surcar el cielo? El pico de colores de un tucán, las plumas del quetzal, el canto del cenzontle, el gorrión mexicano. Quiero que Paloma reconozca que aún el nopal es un ser increíble con sus hojas como espinas para evitar la deshidratación, que vea las flores de las cactáceas, tan grandes y coloridas, que conozca la biznaga y el ferocactus, los líquenes y el adiantum. El maguey azul como monstruo de mil cabezas.
Vamos Paloma, es prácticamente imposible que te topes con un tiburón blanco, así que disfruta las imágenes de este gran elasmobranquio.
Deseo con todo mi corazón que un día Paloma se despierte en la región de los Tuxtlas con el aullido de un saraguato, nunca lo vas a olvidar.
Nacho y yo tenemos mucho trabajo, mucha tarea, no cabe duda.